Una de las dudas que tienen propietarios e inquilinos en el momento de alquilar una vivienda, tiene que ver con la fianza. En la siguiente guía analizamos cómo devolver una fianza sin problema y en qué casos es posible retener una parte.
Cuando se termina un contrato de alquiler, uno de los temas que suele generar más inquietud es la fianza.
Este depósito, que se entrega al inicio del alquiler, sirve como garantía para el propietario frente a posibles daños o impagos. Normalmente, es de uno o dos meses, dependiendo de lo que el propietario y el inquilino hayan negociado.
Como recoge el artículo 36.1 de la LAU, el inquilino debe entregar una fianza equivalente a una mensualidad de renta en el arrendamiento de viviendas. En el caso de los locales comerciales, la fianza es de dos mensualidades.
Para que la devolución de la fianza sea íntegra y sin problemas, es importante tener en cuenta lo siguiente:
Una de las mejores maneras de evitar conflictos al finalizar el alquiler es haber realizado, desde el inicio, un inventario minucioso de la vivienda.
Este documento debe detallar el estado de los muebles y/o electrodomésticos de la propiedad. Es preferible acompañarlo de fotografías, para que se pueda demostrar si existen desperfectos o si se han producido cambios que excedan el desgaste normal.
Este documento puede adjuntarse al contrato y debe estar firmado tanto por el propietario como por el inquilino, para que quede constancia de ello. Incluso se puede grabar un vídeo del estado de la vivienda en el momento de la entrega.
La devolución de la fianza se lleva a cabo tras la entrega formal de la vivienda. Lo ideal, es que el inquilino coordine con el propietario una cita para hacer una revisión del inmueble los dos juntos.
Durante la inspección, se deben revisar los espacios, ver que están todos los muebles y electrodomésticos, y comprobar que no existan desperfectos mayores. En el momento de la entrega, el inquilino también puede sacar fotos o grabar un vídeo para demostrar cómo entrega el piso.
Posteriormente, también se puede redactar un acta de entrega firmada por ambas partes, para prevenir posteriores reclamaciones o malentendidos. La transparencia en este proceso es clave para la tranquilidad de las partes.
En España, la legislación vigente establece unos plazos para la devolución de la fianza. Es de un plazo máximo de 30 días desde la ficha de finalización del contrato. Es decir, el propietario tiene un mes para devolver la fianza.
Conocer estos plazos es importante para que el inquilino pueda ejercer sus derechos en caso de demoras injustificadas. Si el propietario se retrasa en la devolución, el inquilino puede reclamar y está en su derecho a hacerlo.
Si el propietario ha usado parte de la fianza para saldar deudas pendientes del inquilino, deberá notificarlo y detallarlo. Deberá indicar los desperfectos y las facturas de los arreglos, que justifiquen la retención de la fianza.
Aunque lo ideal y habitual es que la fianza se devuelva entera, existen situaciones en las que el propietario puede retener una parte o quedarse con toda la fianza. Por ejemplo, en estos casos:
Para evitar problemas a la hora de devolver la fianza, es importante que exista una comunicación clara entre las partes y un buen diálogo, para evitar malentendidos.
Además, tanto inquilinos como propietarios deben ser conscientes de sus derechos y obligaciones, así como tratar de facilitar las cosas para que todo vaya como debe ir. Normalmente, no suele haber problema, pero es importante estar preparado y conocer los derechos de cada parte para evitar que algo pueda salir mal.
En caso de problemas, dudas o disputas, podría venir bien contar con el apoyo de un profesional.
¿Te ha quedado alguna duda? Si utilizas el software de gestión de alquileres de Rentger, sigue estos pasos par dar de alta una fianza.