A la hora de alquilar un inmueble, es normal que surjan las dudas sobre cómo gestionar los gastos de la comunidad de vecinos de un piso alquilado. Es algo que siempre crea cierta controversia y dudas, sobre todo cuando se dicen y se hacen cosas opuestas. A continuación te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.
Los gastos de comunidad, por lo general, los paga el propietario, aunque existe la posibilidad de que el inquilino sea responsable de ellos, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos. Es decir, no se les pueden cobrar de la noche para la mañana sin más, sino que de base debe aparecer en el contrato bien detallado.
La regla general establece que el propietario es quien debe asumir los gastos de comunidad cuando una vivienda está alquilada. Sin embargo, cuando se alquila una propiedad, el inquilino es quien reside en ella y hace uso de las instalaciones. Entonces, surge la pregunta sobre quién debe hacerse cargo de estos gastos.
Si no se especifica lo contrario en el contrato, el propietario tendrá que pagar la comunidad de su bolsillo. Suele ser habitual que los propietarios asuman este gasto de manera mensual, liberando al inquilino de preocupaciones al respecto.
Sin embargo, esto no significa que no se pueda transferir esta responsabilidad al inquilino. Digamos que, es algo que se puede negociar. Pero, por lo general, los propietarios prefieren cobrar más en la renta y asumir estos gastos ellos mismos, a un precio de renta inferior y cobrarles a mayor los gastos de la comunidad de vecinos.
Normalmente, se hace así porque suele ser más cómodo para las partes. A cambio, es una forma de poder deducir el gasto del pago de la comunidad de vecinos en la renta, con lo cual te puede salir mucho mejor. Por eso es mejor echar cuentas y ver que te sale más rentable según tu caso.
Si el inquilino tiene que pagar de su bolsillo la comunidad, esta obligación debe establecerse claramente en el contrato de arrendamiento.
Recordemos que la LAU establece que las partes (inquilino y casero) pueden acordar que el arrendatario sea responsable de los gastos generales necesarios para el adecuado mantenimiento del inmueble. Pero este acuerdo debe cumplir ciertos requisitos.
Principalmente, debe constar por escrito en el contrato de arrendamiento. En el contrato oficial de alquiler, se debe indicar el importe mensual de los gastos de comunidad. No es suficiente con mencionar en el contrato que el inquilino pagará la comunidad; es necesario especificar la cantidad exacta que implica estos gastos.
Por ejemplo, si la comunidad vale 50 euros euros al mes, tendrás que indicarlo tal cual. Si no se cumple este requisito, el inquilino no estará obligado a pagarlo.
Si eres propietario y tienes pensado repercutir los gastos de la comunidad de vecinos a tu inquilino, en ese caso deberás acordarte y añadirlo por escrito en el contrato. Es algo que se suele negociar entre las partes, por lo que deberás decírselo para que firme el contrato y así iniciar el alquiler.
Si te olvidas, el inquilino no tendrá que pagar la comunidad de su bolsillo, por lo que esa cantidad se te repercutirá a ti todos los meses.
Si se aprueba un aumento en los gastos de comunidad, el inquilino sólo estará obligado a asumir esta subida si así se ha acordado por escrito en el contrato. Es decir, si no se contempla nada de posibles subidas por escrito, el inquilino no tendrá que pagar la diferencia de la nueva cuota.
También hay límites para estas subidas, dado que no pueden exceder el doble de la cantidad permitida para aumentar la renta anualmente.
Por lo general, en la mayor parte de los casos, los gastos de comunidad suelen ser responsabilidad del propietario. Aunque realmente, es un poco lo mismo, dado que a menudo se le repercute al inquilino indirectamente, cobrando una renta más alta.
Por ejemplo, si un alquiler vale 700 euros con comunidad a cargo del propietario, es lo mismo que decir que vale 650 y que el inquilino tiene que pagar 50 euros de comunidad, porque al final estará pagando la misma cantidad.
No obstante, la clave está en establecerlo correctamente en el contrato, porque si te olvidas y tenías pensado pasarle la cuota comunitaria al inquilino, estarías perdiendo un dinero con el que contabas todos los meses.
Utiliza una herramienta de gestión de alquileres para añadir todos estos gastos y contar con ellos. Así podrás tener claros los ingresos, gastos y obtener la rentabilidad real neta que te genera cada inmueble. También de cara a los datos para la Renta.
¿Te ha quedado alguna duda? Desde nuestro software de gestión de pisos de alquiler podrás gestionarlo todo para que no se te escape nada y lo hagas correctamente. Incluso puedes preguntarnos tus dudas siempre que lo necesites. ¿Hablamos?