¿Quién no querría pagar lo menos posible por el mantenimiento de sus propiedades sin ver comprometida la calidad? En Rentger te damos las claves para que lo consigas.
El mantenimiento de una propiedad es un gasto que algunos propietarios pasan por alto, pero que debe considerarse para conocer la rentabilidad real de tus inmuebles y para que sigan siendo alquilables.
A priori, es un gasto que no gusta a nadie porque puede ser caro, sobre todo cuando no se quiere renunciar a la calidad. Y ya sabes que la calidad hay que pagarla. Sin embargo, con una planificación adecuada y una serie de estrategias, es posible reducir de forma significativa estos gastos sin que afecte al resultado final. ¿Cómo?
En primer lugar, creemos que es fundamental invertir en un mantenimiento preventivo de forma periódica. A priori puede sonar a un gasto extra que no apetece, pero está demostrado que es clave para evitar reparaciones mayores y más caras en el futuro.
Identificar problemas pequeños antes de que se conviertan en grandes puede ahorrarte tiempo y dinero a la hora de alquilar tus propiedades. Por ejemplo, no es igual detectar una fuga en una cañería y repararla que tener que cambiar toda la fontanería. La diferencia de precio puede ser considerable, por eso es tan importante hacer estos pequeños mantenimientos preventivos de forma periódica.
Lo que funciona muy bien, para que no se te pase, es crear una especie de calendario con los mantenimientos preventivos a realizar.
Aunque los materiales low cost pueden parecer atractivos por el ahorro que supone en un primer momento, su bajo coste inicial puede derivar en gastos mayores a largo plazo. Es decir, puede que termines gastando el doble o el triple.
Si inviertes en calidad desde el principio, quizás no tengas que preocuparte por cambiar un electrodoméstico o un mueble en diez años. Mientras que si inviertes en algo low cost, puede que en dos años ya no sirva y tengas que comprar otro. Al final, acabas pagando más.
Dependiendo de lo que compres puede ser interesante considerar la calidad. Un ejemplo clave es el suelo, mejor elegir un suelo de calidad de cerámica o un laminado resistente AC5 que un suelo low cost.
Hay suelos o encimeras que vienen con garantías para 20 o 30 años. Parece que no, pero es una tranquilidad a largo plazo que puedes conseguir con solo pagar un poco más de dinero. Si tienes varias propiedades en alquiler, no lo pienses.
Tener a tu disposición a proveedores de confianza puede ahorrarte dinero y no solo eso, sino garantizar un trabajo de calidad. Al fin y al cabo de eso se trata, de obtener la mejor relación calidad-precio.
Antes de encargar tu trabajo a la primera empresa, te recomendamos pedir presupuestos a varias para comparar precios y negociar tarifas más bajas. También puedes tratar de crear colaboraciones a largo plazo, para que lo tengan en cuenta y puedan ofrecerte mejores condiciones.
Si tienes tiempo y te gusta, es una opción a considerar. Puedes ponerte manos a la obra y aprender ciertas habilidades básicas para así realizar reparaciones menores por tu cuenta y ahorrar dinero.
En el caso de delegar en manos de un profesional, también puedes tratar de agrupar varias posibles reparaciones para que te salga mejor el precio total. La planificación siempre es clave.
Depende del tipo de mantenimiento que se lleve a cabo. Te recomendamos que lo consultes con tu ayuntamiento, porque a veces hay ciertos programas de ayuda gubernamentales o subvenciones que pueden cubrir ciertas inversiones. Por ejemplo, el cambio de las ventanas. No dudes en consultarlo.
Un fondo de emergencia destinado al mantenimiento de la propiedad te ayudará a cubrir cualquier gasto que se asome sin que se vean afectadas tus finanzas. Lo ideal es destinar un pequeño porcentaje de tus ingresos cada mes para crear este fondo, de en torno al 5%.
Por ejemplo, si ingresas 800 euros al mes, puedes separar 40 euros al mes, que al año son 480 euros. Recuerda gestionar todos estos ingresos y gastos desde un software de gestión de propiedades como Rentger.
Si llevas a cabo todos estos consejos conseguirás disfrutar de propiedades bien mantenidas y sin que tengas que preocuparte tanto por el coste, porque lo habrás optimizado para pagar lo mínimo posible sin comprometer la calidad final.
Recuerda que la planificación es clave en toda reforma. Invierte en calidad y no te arrepentirás. Además, si cuidas de la vivienda seguro que los inquilinos lo agradecen y están más contentos y se quedan más tiempo.