El alquiler con opción a compra es una opción que gusta mucho, dado que permite disfrutar un tiempo de alquiler y más tarde se puede comprar la vivienda. En la siguiente guía te contamos qué es y cómo gestionar un alquiler con opción a compra. ¡Descúbrelo!
Alquilar una propiedad con opción a compra es una forma popular de adquirir una vivienda. Esta opción le brinda a los usuarios la oportunidad de vivir en la propiedad como inquilinos durante un período de tiempo acordado, con la posibilidad de comprarla al final del contrato de alquiler.
Es una especie de transición entre el alquiler y la compra de una vivienda, dado que los usuarios pueden ver si la propiedad es exactamente el lugar en el que desean vivir durante los próximos años o para toda la vida, antes de hacer directamente la compra y ver que luego no era lo que esperaban.
Para gestionar un alquiler con opción a compra es importante cumplir con los siguientes puntos:
Lo primero es establecer los términos y condiciones del contrato de alquiler con opción a compra. Estos términos deben incluir la duración del contrato, el precio de compra acordado, la asignación de parte del alquiler como pago inicial, la responsabilidad de los gastos de mantenimiento y reparaciones, etc.
El propietario que tiene en mente esta operación puede descargarse una plantilla con modelos de contratos de alquiler con opción a compra, para así salir de dudas. Aunque en caso de duda siempre es mejor pedir asesoramiento a un profesional.
La redacción del contrato de un alquiler con opción a compra en general es muy importante, porque luego no hay marcha atrás. Por ello, debe ser sólido y claro.
Si se acuerda una opción de compra, normalmente el inquilino paga una determinada cantidad por adelantado para asegurar su derecho a comprar la propiedad al final del contrato. Es decir, para tener prioridad sobre cualquier otro interesado que pueda comprar la vivienda. Es algo similar a las “arras”.
Normalmente, hay tres pagos:
El primer pago suele ser no reembolsable y se deduce del precio de compra final si el inquilino decide comprar la vivienda.
En algunos casos, según lo que se negocie entre las partes, parte del alquiler puede ser usado como crédito para el pago inicial en caso de que el inquilino decida comprar la propiedad al final del contrato.
El inquilino debe tener la oportunidad de inspeccionar la propiedad antes de firmar el contrato de alquiler con opción a compra. Está en su derecho.
Esto incluye evaluar el estado de la propiedad, comprobar que todo funciona como debe y así tener una visión clara de las condiciones y características del inmueble. Es una operación importante y está en su derecho a tomárselo con calma.
Es importante acordar un precio de compra justo y realista para la propiedad. Esto se puede hacer en base a una tasación profesional o mediante negociaciones entre el propietario y el inquilino, porque con la inflación el precio podría dispararse en los próximos años y subir considerablemente.
En cualquier caso, ambas partes deben estar de acuerdo con el precio antes de firmar el contrato de alquiler con opción a compra.
Si el inquilino decide comprar la propiedad al final del contrato, deberá obtener la financiación necesaria para la compra.
Es importante hablar con los bancos antes de comprometerse a nada, para así asegurarse de que se cumplan los requisitos financieros y que todo salga bien. Perder dinero por no haberlo mirado antes no es una opción.
Al final del período de alquiler, el inquilino puede ejercer su derecho a comprar la propiedad según lo acordado en el contrato. En este punto, se realizan los trámites legales necesarios para transferir la propiedad al inquilino como propietario.
Si por ejemplo se acordó que parte del alquiler mensual se destinaría a una especie de crédito para el pago inicial, dicha cantidad se deduce del precio de compra final.
En caso de que el inquilino decida no comprar la propiedad, es posible que no se reembolsen los pagos anteriores realizados como opción de compra. Todo depende de lo que se haya estipulado en el contrato.
En algunos casos, las partes pueden decidir renegociar los términos del contrato si el inquilino necesita más tiempo para obtener la hipoteca o si surgen circunstancias inesperadas que le obligan a echarse atrás.
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