Invertir en inmuebles es una de las formas clásicas de obtener buenas rentabilidades, siempre que se trate de una buena operación. Pero, ¿es más rentable apostar por el corto o el largo plazo? Lo analizamos a continuación.
En términos de vivienda, se pueden tratar de obtener rentabilidades a corto y a largo plazo. Cada estrategia tiene sus ventajas y desventajas, y la decisión dependerá de diversos factores.
Hay inversores que optan por una sóla opción, mientras que otros prefieren combinar ambas estrategias según lo que sea más interesante para el inmueble. Hoy analizamos en qué situaciones merece más la pena una opción u otra.
La rentabilidad a corto plazo se enfoca en obtener ganancias en poco tiempo, principalmente a través de las siguientes dos estrategias:
Estas estrategias suelen atraer a los inversores que buscan obtener rentabilidades lo antes posible, aprovechando buenas oportunidades. Las ventajas son numerosas:
No obstante, la inversión pensando en el corto plazo presenta un mayor riesgo de fluctuaciones en el mercado y puede ser muy volátil. También pueden influir las tasas de interés actuales, las políticas gubernamentales o los costes de la compraventa.
El inversor debe saber identificar buenas oportunidades de mercado y coordinar las ventas de forma ágil para lograr la rentabilidad deseada.
La rentabilidad a largo plazo se basa en comprar y en mantener la propiedad durante años, obteniendo beneficios de dos maneras:
Esta estrategia suele ser atractiva para quienes buscan estabilidad y una fuente constante de ingresos pasivos.
Sus ventajas son numerosas:
Al tratarse de una inversión a largo plazo, es una operación que afecta a la liquidez. El capital invertido queda inmovilizado durante un largo período, lo que puede ser un problema si necesitas contar con liquidez rápidamente.
La gestión a largo plazo de una propiedad también implica una serie de costes de mantenimiento, reformas o incluso problemas con inquilinos.
No obstante, ya sea a corto o a largo plazo hay que tener en cuenta eventos como crisis económicas prolongadas o cambios en la normativa de alquiler o compra de la vivienda.
La elección idónea depende del perfil del inversor. Principalmente, de los objetivos financieros y de la tolerancia al riesgo y el conocimiento del mercado.
Es importante tener en cuenta el entorno económico y las tendencias del mercado inmobiliario antes de decidir. Hay varios factores que pueden interferir en la rentabilidad total de la operación.
Por ejemplo, en un entorno de intereses bajos y de alta demanda, el house flipping podría ser muy rentable a corto plazo. Sin embargo, en épocas de incertidumbre, contar con una propiedad que se revalorice con el tiempo y genere ingresos por alquiler puede ofrecer una mayor seguridad y protección contra la volatilidad.
Además, la diversificación es clave. Algunos inversores optan por combinar ambas estrategias, destinando parte del capital a inversiones de corto plazo y otra a proyectos a largo plazo. De esta manera, se podrán aprovechar mejor las ventajas de cada opción y tomar mejores decisiones.
Durante el proceso, recuerda utilizar un software de gestión de alquileres como Rentger para conocer rápidamente las rentabilidades reales de cada inmueble.