Cuando se tiene dudas sobre la solvencia de un inquilino, hay propietarios que piden un avalista. Es decir, una persona que actúe como aval y que responda en su nombre en el caso de que el inquilino no pague. Si estás en medio de esta situación y te enfrentas a impagos, en la siguiente guía te contamos cómo gestionar el impago del inquilino cobrando al avalista. Fácil y rápido, sin morir en el intento.
El impago de alquileres es un problema común que enfrentan los propietarios de propiedades de alquiler. Digamos que, está a la orden del día y es importante ponerlo sobre la mesa y ver qué hacer y cómo actuar frente a estos casos.
En algunos casos, el propietario puede requerir que un avalista firme un contrato de alquiler para garantizar el pago del alquiler por parte del inquilino. Es algo frecuente sobre todo si el inquilino no tiene un trabajo estable o genera dudas al propietario sobre su capacidad para hacer frente al pago del alquiler.
En caso de que el inquilino no pague el alquiler, el avalista puede ser llamado a pagar lo que falta.
Pero, ¿cómo se gestiona esta situación? En primer lugar, es importante revisar el contrato de alquiler para determinar si se incluyó una cláusula de aval en el contrato. En caso de que se haya incluido una cláusula de aval, es importante notificar al avalista del impago del alquiler y solicitarle el pago pendiente.
Para ello, habría que ponerse en contacto con el avalista, ya sea por teléfono o por carta, debidamente certificada. Una vez que se ha notificado al avalista sobre el impago del inquilino, es importante mantener una comunicación clara y constante con el avalista.
Habrá que informar al avalista sobre la cantidad de alquiler pendiente, las fechas de pago y los plazos de pago. Es una situación muy incómoda y que no le va a gustar nada al avalista, porque seguro que nunca pensó llegar a esa situación, por eso es importante que te muestres con empatía y cercanía.
Tras informar de la situación y de lo que tiene que pagar, se puede considerar una negociación. De salida, es posible que el avalista no esté dispuesto o no pueda pagar toda la cantidad del alquiler que el inquilino debe de una sola vez. Es algo normal porque no se esperaba llegar a esta situación y es algo de lo que le informan prácticamente de un día para otro.
En este caso, es importante negociar un plan de pago que sea viable tanto para el avalista como para el propietario de la propiedad de alquiler. Así se puede llegar a un acuerdo y todo será más fácil para las dos partes.
Una vez negociado el plan de pagos para cubrir todo el alquiler pendiente, lo siguiente que hay que hacer es llevar un registro de todos los pagos y acuerdos realizados con el avalista. Esto incluye las fechas de pago, la cantidad pagada y cualquier acuerdo adicional alcanzado entre ambas partes.
Parece que no, pero algo tan sencillo como mantener un registro detallado de todas las operaciones y de lo que se ha hablado y acordado, puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos en el futuro.
Decirle al avalista que tiene que pagar lo que el inquilino no pagó le puede sentar como un jarro de agua fría, sobre todo si su situación económica ha cambiado o si no se lo esperaba en absoluto. En ese caso, se podría considerar la posibilidad de tomar acciones legales.
Hay ocasiones en las que el avalista se niega a pagar el alquiler pendiente o, tras haber dicho que sí, luego deja de cumplir con un acuerdo de pago. En estos casos, puede ser necesario tomar medidas legales para recuperar el dinero no pagado del alquiler.
No obstante, siempre es mejor tratar de hacerlo todo por las buenas, tratando de tener una buena relación con el avalista. Esto puede ayudar a fomentar la cooperación y la comunicación en el caso de estos problemas. Aunque si se niega a pagar, no queda otra que hablar con un abogado y emprender acciones legales.
Como ves, si se pone a un avalista se puede recuperar el dinero que el inquilino debe, pero no siempre es fácil, rápido o a la primera. No tiene porqué pasar, pero en los peores casos se puede tener que acabar entre líos de abogados. Esperamos que no sea tu caso y que lo resuelvas rápido.
¿Te ha quedado alguna duda sobre cómo gestionar esta situación? Si decides que tu inquilino tenga un aval, trata de que sea un buen avalista, de confianza y que no genere problemas. Para así cubrir bien las espaldas.